Por qué la universidad puede ser un problema para ellos

Jóvenes con Autismo

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HAY ALGO QUE NO ENTIENDO, EL OTRO DÍA EL PROFESOR ME DIJO QUE YO DIBUJO MEJOR QUE ÉL Y QUE NO DEBERÍA IR A LA UNIVERSIDAD, PERO ENTONCES ¡POR QUÉ ME PONE UN DOS! YO ESTUDIO, PERO NO ME VA BIEN”.

¿Cómo debo decirle a mis compañeros de la universidad?, ¿usted o tú?

Estas son algunas de las confusiones y problemáticas que viven, Sebastián (21), estudiante de diseño y Daniel (19), estudiante de Ingeniería. Ambos son uno de los tantos jóvenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que enfrentan varias dificultades para mantenerse en la educación superior y para insertarse en el campo laboral.

La educadora diferencial Lilia Siervo y la fonoaudióloga Michelle Muñoz, conocen de cerca esta realidad. Ambas son parte del equipo multidisciplinario de la Institución Apoyo Autismo Chile y  están luchando por cambiar este panorama.

Uno de los servicios gratuitos que entrega esta organización es el  Taller de Habilidades Sociales Universitarias, donde participan Sebastián y Daniel. “La idea surge principalmente por la vulnerabilidad de nuestros jóvenes una vez dentro de las carreras. Generalmente ellos han sufrido burlas y acoso escolar durante la enseñanza media y ven el contexto universitario como una nueva oportunidad. Sin embargo, ese escenario no está adecuado para ellos”, comentan Lilia Siervo y Michelle Muñoz. En esta entrevista ambas especialistas en TEA plantean los cambios sociales, culturales y educacionales que se deben generar para fortalecer la inclusión de alumnos con autismo a los establecimientos de educación superior.

Los calificamos de “raros”

En el contexto social existe desinformación respecto a los síntomas de esta condición y no comprendemos sus comportamientos. Es frecuente que en muchos lugares, se utilice el término “autismo” para hacer referencia a prejuicios, supuestos y connotaciones negativas o descalificantes (seres que viven en su mundo, desconectados de la realidad, carentes de sentimientos, sin empatía, dependientes de por vida, limitados, o súper inteligentes e inclusive locos). Es frecuente entonces que las personas con esta discapacidad traten de pasar inadvertido, ya que temen  ser víctimas de bullying.

Es necesario subrayar que el Trastorno del Espectro Autista no es una enfermedad. Según la Organización Mundial de la Salud, es considerado  un síndrome profundamente heterogéneo. Se caracteriza por dos áreas de afectación:

  • Problemas en la comunicación verbal y no verbal y dificultades en la interacción social, (es decir, en lo afectivo-emocional y en el comportamiento).
  • Patrón restrictivo y estereotipado de conductas, intereses y actividades que suelen ser repetitivas.

Dentro de esta condición está lo que se llamaba Síndrome de Asperger que actualmente pasó a ser parte de los TEA.  Lo importante es hacer un diagnóstico integral y una intervención temprana, antes de los dos años de vida para propiciar un futuro más alentador.

“Los chicos con este tipo de trastorno que ingresan a una carrera, presentan un coeficiente intelectual promedio o más alto. Es por esto que sus dificultades pasan desapercibidas por el resto, sin embargo, su cerebro sigue procesando la información de manera diferente. Ellos se guían siempre por los detalles de las cosas y de esa forma se hacen una idea de la realidad. En cambio quienes tenemos un desarrollo típico, primero vemos el contexto y luego nos hacemos una idea de lo que sucede. Por ejemplo, si una persona con autismo ve a alguien con lágrimas en los ojos, inmediatamente pensará que está triste, pero no se fija en el contexto, es decir si la persona está picando una cebolla o está resfriada.”, explica la educadora diferencial Lilia Siervo.

Muchas veces quienes viven con esta condición son tildadas de “raras”, ya que muestran dificultades en el área de la comunicación y se relacionan de manera peculiar. Se estresan y se sienten muy presionados, cuando deben hacer sus prácticas laborales o cuando se enfrentan a situaciones sociales. “Un docente de una universidad nos decía que un alumno con TEA,  de la carrera de leyes, había sido brillante, era capaz de memorizar y hacer una disertación. Pero en el aprendizaje de defensa está fallando porque se deben inferir e  interpretar emociones y expresiones, incluso a veces mentir. Este profesor no sabe qué hacer con  este caso, ya que la malla curricular de la universidad no se adapta a las necesidades de este joven”, comenta la Terapeuta en Sistema de Comunicación Alternativo, Michelle Muñoz.

A todo lo anterior se suma que «al momento de llegar a la educación universitaria o de conseguir un empleo, se requiere un estilo de vida más independiente; sin embargo, los problemas de lenguaje y el comportamiento que sufren los adolescentes con esta discapacidad, dificultan su adaptación a esta nueva etapa».

Soy una persona con autismo, ¿cómo puedo ingresar a la universidad?

La Red Nacional y Regional de Educación Superior Inclusiva, constituida por más de 50 instituciones educacionales de nivel superior, cumple las  siguientes funciones: Contribuir a la creación de condiciones contextuales para la inclusión de estudiantes con discapacidad en el nivel terciario; producir conocimiento para potenciar la inclusión educativa en todos los niveles y modalidades de la educación.

En cuanto al proceso de admisión los jóvenes con TEA deben rendir la PSU y luego acercarse a la asistente social de cada universidad con todos sus documentos y carnet de discapacidad  para postular a las becas.

“Si bien existe una opción especial de ingreso para estos jóvenes a las casas de estudio, hay poca información al respecto, por lo tanto, es poco accesible para aquellos que la necesitan. Además las vacantes son limitadas y no todas las instituciones abren cupos para personas con este tipo de discapacidad”, explica la fonoaudióloga Michel Muñoz.

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