¿Celulares en el colegio?

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A PARTIR DE SEPTIEMBRE DE ESTE AÑO, EN FRANCIA SE PROHÍBE EL USO DE CELULARES EN LOS COLEGIOS, PARA TODOS LOS ALUMNOS MENORES DE 15 AÑOS, MUCHO MÁS CERCA DE NUESTRO PAÍS, EN FEBRERO PASADO, EL PRESIDENTE DE BOLIVIA DENUNCIABA COMO «DIABÓLICO» EL USO DE TELÉFONOS CELULARES, POR ALUMNOS Y PROFESORES. SI A ESTOS TITULARES LES SUMAMOS EL CIBERBULLYING, ACOSO A TRAVÉS DE INTERNET, LA DEPENDENCIA DE LOS NIÑOS A LAS REDES SOCIALES, DECLARACIONES QUE LOS ALUMNOS YA NO PONEN ATENCIÓN EN CLASES O NO SE RELACIONAN EN LOS RECREOS POR ESTAR CONECTADOS A DISPOSITIVOS MÓVILES, ES NATURAL QUE LOS PADRES SE PREOCUPEN Y QUE TENGAN EL IMPULSO DE REQUERIR A LOS COLEGIOS QUE IMPIDAN EL USO DE TELÉFONOS AL INTERIOR DE LOS ESTABLECIMIENTOS.

Comprendiendo la aprensión parental y la solicitud para que sus hijos no usen teléfonos en los colegios, personalmente no sé si nos estamos haciendo cargo de la génesis del problema. Si lo que nos preocupa como padres es la dependencia a las redes sociales, que el uso del celular impida el correcto desarrollo cognitivo de nuestros hijos, que producto de estar “hipnotizados” por estas pequeñas pantallas touch los niños no se relacionen cara a cara con otros, ¿por qué como padres permitimos que tengan estos elementos, si consideramos que no están preparados para hacerle frente? Las respuestas son frecuentes y diversas: “cómo va a ser el único que no tenga”, “es para que nos podamos comunicar cuando no estamos juntos”, “nosotros no le compramos el teléfono, tomó uno antiguo que había en la casa”, para mi gusto la importante es que “no sé cómo decirle que no”, y así un largo etcétera de razones que generalmente dan cuenta de que el acceso a la tecnología a temprana edad es dada en el seno de las familias, y cuando se escapa de las manos se espera que sea el profesor quien deba poner los límites y tratar de poner freno a la situación.

Ante la duda de qué tan preparados estamos para reaccionar y decidir cómo abordar esta situación, la primera pregunta que hago es si conocemos lo que es: Sling Drift, Horizon, VSCO, Injustice, Snapchat… seguramente no, y nos sentimos a la vanguardia porque ya no solo tenemos Facebook y Twitter y hemos avanzado teniendo Instagram o Pinterest, y la verdad es que esta realidad nos sitúa en una vereda alejada del contexto y de lo que viven nuestros hijos. Siempre digo que ante estos temas es como si quisiéramos ver la misma serie que los jóvenes, pero nosotros arrendamos los capítulos en Blockbuster, cuando ellos ya van varias temporadas adelantados en Netflix.

Adicional a esto también hago la invitación a una justa critica, porque habitualmente declaramos que estamos preocupados de la dependencia de nuestros hijos al celular, pero entendiendo que la primera educación es a través del ejemplo… ¿qué nos pasa cuando se nos queda a nosotros el teléfono en la casa?, ¿somos capaces de tomarnos un café con un amigo o incluso salir con nuestros hijos sin mirar el mismo aparato que criticamos? Reclamamos que los jóvenes ya no saben relacionarse o solucionar conflictos a la cara, sin embargo no nos cuesta nada convertir los grupos de whatsapp donde enjuiciaremos y compartiremos información como si fuese una plaza pública.

Entonces, ¿cómo hacemos frente a la inminente instalación de una era digital? Personalmente no considero tener la solución definitiva, sin embargo creo que la respuesta puede estar asociada, en primer lugar, a entender que queramos o no, el mundo de nuestros hijos está inmerso y rodeado de redes virtuales, dispositivos móviles, inmediatez de la información y un contexto muy distinto a como nosotros crecimos y nos educamos, y esa realidad fantasiosa que imaginábamos al ver “Volver al Futuro” o “Matrix” no dista mucho de nuestra realidad actual como adultos.

Finalmente es vital entender que esto solo se podrá abordar trabajando mancomunadamente entre la familia y el colegio, donde los primeros sean quienes logren establecer límites claros sobre el acceso a la tecnología de acuerdo a las edades  de sus hijos y educándose sobre el nuevo mundo digital de los mismos; y los colegios comprendan que se debe poner atención al uso de estas tecnologías, generar acciones que resguarden la sana convivencia escolar, y generar propuestas que permitan utilizar las tecnologías de la comunicación como herramienta que se ponga al servicio,  favorezca y potencie los procesos formativos y académicos en los momentos, etapas y disciplinas que lo permitan.

 

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