El apego y cuidado: las dos caras de la moneda

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HOY EN DÍA EL CONCEPTO APEGO ESTÁ EN BOCA DE TODOS. ES UN TEMA SÚPER MANOSEADO Y A VECES MAL ENTENDIDO Y UTILIZADO. NO QUIERO DECIR QUE ESTO ES ALGO NEGATIVO, PUESTO QUE EL HECHO QUE SE HAYA MASIFICADO ESTE CONCEPTO HA PROMOVIDO QUE COMENCEMOS A PREOCUPARNOS DE NUESTROS HIJOS Y DE LAS IMPLICANCIAS QUE TIENE NUESTRA MANERA DE CUIDARLOS EN SUS VIDAS.

Lo que quiero hacer es clasificar lo que significa este concepto y cuando está siendo utilizado como una doctrina que exige la toma de decisiones como padres y nos hace sentir una vez más insuficientes o inadecuados.

 

  • Que cosas son importantes entender:
  • Qué significa el apego y su relación con el cuidado
  • Cuáles son los estilos de apego en la infancia y cómo se presentan en nuestras relaciones adultas
  • Cómo cuidar para promover un estilo de apego seguro
  • Cómo la maternidad y paternidad es una oportunidad para modificar nuestros estilos de apego y cuidado

 

Qué significa apego y su relación con el cuidado

El concepto apego y cuidado se puede explicar a través de la canción infantil “Los pollitos dicen”. Se le llama apego a la conducta de los pollitos de buscar apoyo, como sería decir pio pio cuando tienen hambre o frío, y se llama cuidado cuando la madre les brinda la comida y abrigo como el cuidado efectivo que promueve en los pollitos que tengan una experiencia de apego seguro. Es decir, que crezcan sintiendo que, frente a sus necesidades de cuidado, otro significativo sabrá leer sus mensajes y lo cuidará.

La experiencia de cuidado o apoyo en nuestras vidas es un factor promotor de bienestar y satisfacción.

Definición de Apego: El apego es un sistema innato de conducta adaptativa que promueve la supervivencia de la especie. Es la tendencia a formar lazos o vínculos emocionales fuertes con individuos particulares. Es la conducta de buscar a otro para que me cuide, calme o apoye, frente a situaciones de alarma, peligro o preocupación.  Esta conducta estaría presente en la infancia y persistiría en la vida adulta. Cuando el sistema de cuidado funciona adecuadamente, entonces la persona que es cuidada sentirá mayor seguridad y se promoverán las propias capacidades de resolver problemas y sobreponerse a la angustia.

Estilos de Apego: En la infancia, los niños desarrollan estilos de apego con relación a sus cuidadores

Apego Seguro: Si el cuidador primario está disponible, es responsivo y es percibido por el niño como una fuente confiable de apoyo, entonces el niño desarrollará un apego seguro. De este modo, puede prestar atención fluidamente tanto al cuidador como al entono, y obtener una base segura que le permite explorar el ambiente a su alrededor.

Apego Inseguro/Evitativo: si el cuidador no lee adecuadamente las señales de necesidad de apoyo del niño o no les pone atención, entonces el niño irá re direccionando progresivamente su atención al entono más que al cuidador, dándose eventualmente un apego evitativo en el niño. Asume que no puede contar con sus cuidadores, lo cual le provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los demás y evitan las relaciones de intimidad.

Apego Inseguro/Ansioso: el cuidador es muy invasivo a ratos y en otros momentos no proporciona apoyo necesario, entonces el niño, para minimizar la incertidumbre y el miedo a perder la figura de apego, aumenta la vigilancia y se enfoca persistentemente en el cuidador, dándose un estilo de apego ansioso.  Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego.

Otro dicho popular que sirve para explicar la experiencia de apego y cuidado es “es guagua que no llora no mama”.

La conducta de apego (que es innata) es que el bebé llore cuando tenga hambre y quiera mamar, la madre si es una cuidadora efectiva será capaz de interpretar el llanto del bebe y le dará pecho, satisfaciendo esa necesidad. Así, lo mismo con otras necesidades, miedo, frio etc. En la medida que el niño vaya teniendo la experiencia de que su mamá/papá o cuidador lo va atender cuando este lo necesite entonces desarrollará un apego seguro. Sin embargo, si los cuidadores son intrusivos (le ponen la pechuga cuando el niño ya está saciado), ausentes (no le da de mamar cuando el niño lo pide) o impredecibles (a veces si a veces no), entonces el niño desarrolla estrategias para regular y evitar el estrés que esta situación provocaría, construyéndose así un apego inseguro (evitativo o ansioso).

Cómo se manifiestan los estilos de apego en nuestras relaciones adultas

Adulto con apego seguro: suelen interactuar con sus iguales de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es recíproca y no les preocupa estar solos.

Adulto con apego ansioso: se relaciona con vínculos dependientes y a una continua necesidad de confirmación de que se es amado. Sus características principales son: dificultades con la autonomía, búsqueda y selección de pareja precipitada, miedo a no ser amado o amada y a la pérdida, celos más frecuentes, ideas contradictorias sobre el amor, mayor dificultad para romper una relación e inestabilidad e inseguridad emocional.

Adulto con apego evitativo:  se producen sentimientos de rechazo a la intimidad y de dificultades de relación. Forman relaciones desconfiadas y distantes y se observan conductas como poca autonomía emocional, miedo a la intimidad, dificultad para establecer relaciones y para las manifestaciones afectivas, ideas pesimistas sobre el amor, aparente facilidad para la ruptura e inseguridad.

 

Qué conductas de cuidado promueven un apego seguro:

 

  • Proximidad: Estar disponible física y emocionalmente frente al cuidado

 

  • Sensibilidad: Percibir e interpretar adecuadamente las señales de búsqueda de apego otros

 

  • Qué conductas de cuidado NO promueven un apego seguro

 

  • Control: se refiere a la tendencia de hacerse cargo de los problemas del otro más que dar ayuda cooperativa

 

  • Cuidado Compulsivo: se refiere a la tendencia a ser intrusivo en el acercamiento al apoyo, sin tomar en cuenta las necesidades o preferencias de apego del otro.

 

Los individuos aprenden sobre cuidado cuando tienen la experiencia de ser cuidados por las figuras de apego primarias. De esta manera los modelos de apego internos (que guían la regulación del estrés personal) se forman a partir de estas primeras experiencias de apego temprano y que son las que ayudan a formar más adelante los modelos internos de cuidado (que guían la regulación de estrés de un otro).

Por lo mismo, los cuidadores no siempre son eficientes en su oferta de ayuda, pueden no captar las señales o no encontrarlas legítimas o el cuidador puede a veces ofrecer cuidados intrusivamente, incluso sin la petición de ayuda, y esto puede generar resistencia, incomodidad o rechazo.

Cuando las inseguridades en el apego del cuidador no están manejadas, entonces su cuidado puede no ser tan efectivo.

Así, se dan diferencias individuales en los estilos de cuidado, por ejemplo, si el cuidador presenta un estilo de apego más bien ansioso, entonces puede ser intrusivo en el acercamiento al apoyo, desconsiderando las necesidades o preferencias de apego del otro, desplegando más conductas de control y cuidado compulsivo o de sobre involucramiento. En caso de que el estilo de apego del cuidador es evitativo, entonces presentará menos conductas de proximidad y sensibilidad, pudiendo mostrarse descuidado y tenso al proporcionar cuidado a otros.

Esto es esperable, pues si el cuidador se ve sobrepasado por sus propias ansiedades, entonces tenderá a fijarse más en sus propias señales de angustia, intentando saciar sus propias necesidades, más que atender las del otro.

Así las interacciones tempranas de los individuos con los cuidadores no solo moldean su estilo de apego, sino que también influyen en el desarrollo de habilidades de cuidado.

Como puedo cambiar mi estilo de apego y cuidado.

La relación adulta con nuestros hijos, y con nuestras parejas puede ser una oportunidad para reparar y modular la manera en que busco ayuda y en que la brindo.

Hay estudios que muestran cómo incluso personas que muestran un estilo de apego ansioso o evitativo, si son bien cuidados como adultos o se les induce a recordar momentos de gratificación efectiva de sus necesidades, o experiencias relacionales positivas, pueden comenzar a cambiar su manera de modular sus emociones para cuidar a otros.

El estilo de apego que se desarrolló en la infancia o el estilo de apego adulto que tengo con mi pareja no determina la manera en que me voy a comportar como cuidador. No son habilidades fijas sino fluidas que pueden cambiar en cada momento de mi vida en las diferentes relaciones.

Existen múltiples estilos de apego en una sola persona, puedo tener experiencias de apego seguro con un cuidador y de apego inseguro con otro. El estilo de apego global que tendré es la suma de esas relaciones, lo esperanzador es que en general las experiencias relacionales satisfactorias (que promueven apegos seguros) son mucho más potentes e inamovibles que las experiencias emocionales disruptivas o de abandono.

Siempre hay espacio para reparar o mejorar mi forma de vincularme con otros y siempre está la oportunidad para aprender a cuidar y ser cuidado.

Cómo la maternidad y paternidad es una oportunidad para modificar nuestros estilos de apego y cuidado

El periodo de embarazo, nacimiento y los primeros años del niño sería un momento especialmente propenso para el cambio, un periodo de transición en el desarrollo no sólo del niño sino de ambos padres y su manera de relacionarse con sus modelos internos de apego y cuidado. En este periodo, las representaciones de cuidado comienzan a ser más independientes de las representaciones de apego adulto, generando una oportunidad para resolver e integrar representaciones más saludables promoviendo la generación de un apego seguro con el bebé. Las representaciones de modelos internos de apego y cuidado están siempre cambiando en relación a experiencias pasadas y presentes, son modelos en trabajo.

Una madre primeriza que presenta un estilo de apego adulto más bien inseguro evitativo con una pareja con un estilo de apego seguro puede por una parte, sentirse abrumada por las demandas de su bebé, mostrándose desinteresada y retraída (se puede sumar a esta reflexión que la madre podría mostrar dificultades en brindarle un cuidado con muestras de sensibilidad o proximidad) o por otra parte, esta vivencia puede presentarse como una oportunidad para tomar conciencia sobre las necesidades de su bebé con la ayuda de su pareja (quien gracias a su apego seguro podrá brindarle a la madre un cuidado cercano en momentos de necesidad). De esta manera ella podrá brindar cuidados efectivos al experimentar una nueva forma de relacionarse pudiendo reorganizar su modelo interno de apego desinteresado a uno más seguro.

Las relaciones de pareja y el sistema familiar son influidas, pero no necesariamente determinadas por las experiencias de apego del pasado.

En conclusión, la habilidad de un individuo para dar y recibir cuidado está parcialmente determinada por sus relaciones de apego pasadas, ya que existen múltiples otras experiencias como el apego adulto, las experiencias de apego con la pareja y la experiencia de cuidado de los hijos, que pueden complementar y cambiar los modelos internos de apego y cuidado.

La importancia de promover el cuidado, más que el apego.

Quiero desmitificar el hecho de que el estilo de apego va a determinar negativamente a un individuo para toda su vida. Al revés creo que los estilos de apego y cuidado se debieran conceptualizar no para evitar estilos patológicos sino promover formas efectivas en que los cuidadores puedan promover en sus hijos apegos saludables y seguros, es decir que se sientan escuchados, entendidos y calmados cuando lo necesiten.

Si tienes ganas de sanar heridas de tu propia historia en relación al cuidado y el apego en tus relaciones, ponte en contacto conmigo. Estaré feliz de que juntos desenmarañemos las trabas que puedas estar viviendo hoy. Para que puedas sentirte más capaz de amar y de amado sin tapujos.

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