Las Piedras del camino

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SOY PSICÓLOGA CLÍNICA Y ATIENDO ADULTOS DE MANERA REGULAR. ESTABA ACOSTUMBRADA A HACERLO EN EL CONCEPTO DE LA CONSULTA TÍPICA, PERO AHORA, EN EL CONTEXTO DEL COVID-19 HE TENIDO QUE ADECUARME A “LA NUEVA REALIDAD” Y HACERLO VÍA TELECONFERENCIA.

En la actualidad me ha sorprendido el aumento de personas que se han contactado conmigo comentando sentirse incapaces de disfrutar. Con esto, la mayoría se refiere a que les cuesta cumplir sus sueños por lo tanto sienten la vida como una «lucha», una pelea constante con pocas satisfacciones.

La llegada del coronavirus y sus implicancias, para muchos ha visibilizado esta realidad, sintiéndose perdidos y solos.

La mayoría me comenta que «para ellos la vida es difícil», que el común de su existencia ha sido el esfuerzo y la preocupación. ¡Claro, con la presencia de las redes sociales en tiempos previos a la pandemia hacía que comúnmente nos topásemos con personas que sonreían en las fotos o videos, comían suculentos platos, vestían ropa preciosa, visitaban lugares de ensueño y disfrutaban de la vida! Pocos (por no decir casi ninguno) mostraban a la sociedad el lado que, estoy 100% segura que todos compartíamos de alguna manera: la oscuridad, el cansancio y la tristeza. Son pocos los que se atrevían a mostrar esos sentimientos en las ventanas cibernéticas recibiendo en su mayoría críticas y palabras referidas al ser mal agradecidos o quejones.

Hoy, frente a todas las dificultades que han llegado de la mano con este virus extranjero las cosas no han cambiado en las redes sociales: aún cuando las fotografías y comentarios se refieren a “panoramas o actividades” vividas en nuestros hogares, son pocos los que hablan en primera persona de sus miedos, necesidades o ansiedades. ¡Y ojo, no es porque las personas no las vivan! Simplemente no las evidencian y allí es cuando, quienes se sienten “con la nube sobre su cabeza” se preguntan…  ¿Es que hay personas que transitan por un camino pavimentado mientras los demás debemos de caminar por un terreno pedregoso y además en subida? No, tarde o temprano todos deberemos probar el lado ingrato del camino: enfrentarnos al frío, tempestades, sol abrazador o soledad. Y es que debemos de dejar de pensar que el camino es un territorio simple, sin obstáculos o plano y constante. Debemos entender que las piedras del camino SON EL CAMINO. Sin las piedras no habría un paso por el que transitar y, por tanto, no nos moveríamos. Si al final de nuestro viaje, somos exactamente iguales que al comienzo, quiere decir que no hemos transitado ningún camino real, aún cuando hayamos cambiado de lugar. Es el camino el que nos hace más sabios, más grandes y fuertes. El camino hacia la felicidad es más importante que la felicidad en sí misma, porque nos entregará el sentido que buscamos. Valorar cada piedra y cada obstáculo nos hará comprender que esa piedra estaba para ayudarnos a ser personas más completas y, espero, felices.

Y ustedes…¿Han caminado por un camino pedregoso o plano y despejado?

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