Sangrado Uterino Anormal (SUA), como causa frecuente en la consulta ginecológica

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SE PUEDE DEFINIR EL SANGRADO UTERINO ANORMAL (SUA) COMO UNA VARIACIÓN AGUDA O CRÓNICA DEL CICLO MENSTRUAL NORMAL EN LA MUJER EN ETAPA FÉRTIL, INCLUIDOS CAMBIOS EN EL VOLUMEN, REGULARIDAD, DURACIÓN Y/O FRECUENCIA DEL SANGRADO.

El SUA es un motivo de consulta frecuente en mujeres de todas las edades encontrándose que del 14% al 25% de las mujeres en edad reproductiva reportan SUA, del 12,1% al 37% de las adolescentes reportan sangrado menstrual abundante y del 4% al 11% de las mujeres posmenopáusicas reportan sangrado vaginal.

Dentro de las afecciones clínicas que se pueden presentar dentro del SUA según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) se reportan: alteración en la regularidad (Variación más 20 días entre ciclos individuales en el transcurso de 1 año o ausencia de menstruación), frecuencia (frecuente, 1-2 episodios en 90 días, e infrecuente más de 4 episodios en 90 días), volumen (aumentado, mas de 80 cc de sangrado o disminuido, basado en la queja de la paciente) y finalmente en la duración (prolongado, mayor de 1 semana y disminuido menor de 2 días de duración).

Las causas de dichas alteraciones se intentan concentran en dos grupos (estructurales y no estructurales) según el PALM COEIN. Dicho sistema nos permite discernir la o las causas probables del sangrado para dar un manejo oportuno y optimo a nuestras pacientes.

Entre las patologías causantes de las hemorragias se encuentras: pólipos, adenomiosis, leiomiomas, malignidad e hiperplasias, así como coagulopatías, disfunción ovulatoria, trastornos endometriales, y otros.

El interrogatorio estructurado asociado a examen físico y ginecológico es fundamental para poder tener un diagnóstico asertivo. El manejo del sangrado siempre va a depender de múltiples factores, entre los que destacan la estabilidad hemodinámica, posibles causas, paridad de la paciente y otros factores pro-hemorrágicos asociados.

Existen distintos protocolos internacionalmente establecidos por los colegios de Ginecólogos y Obstetras, donde se emplean algunas líneas de tratamiento como herramientas imperativas, los cuales pueden ser médicos y quirúrgicos. Dentro del manejo medico farmacológico encontramos los medicamentos hormonales y no hormonales. Es por ello que se hace énfasis en no normalizar los trastornos menstruales dentro de la comunidad en general, en vista que dichas afecciones pueden afectar la calidad de vida de las pacientes y mermar en muchos casos la capacidad de fertilidad.

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