Un familiar con adicción: Las Navidades “lado B”

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LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO GENERALMENTE SON VIVIDAS COMO MOMENTOS PARA DISFRUTAR Y CELEBRAR EN FAMILIA. SON FECHAS PARA ESTAR JUNTOS, PARA HACER UN BALANCE DE LO QUE FUE EL AÑO QUE TERMINA Y PONERSE METAS PARA EL QUE VIENE. SOÑAR CON UN AÑO MEJOR. SIN EMBARGO, CUANDO SE TIENE UN FAMILIAR CON PROBLEMAS DE CONSUMO, LA SITUACIÓN PUEDE SER DIFERENTE.

La llegada de las fiestas puede ser vivida con tensión y preocupación por la posibilidad de que ocurra un nuevo episodio de consumo excesivo. A continuación quisiera presentar un breve relato ficticio, pero que puede resultar ilustrativo acerca de cómo es la vivencia de un familiar de una persona con problemas de consumo. En este caso se trataría de un hombre de 40 años, cuya madre tiene adicción al alcohol.

“Mi mamá fue siempre una persona cariñosa, de las que le gustaba cocinar y regalonearte con la comida. A la Navidad siempre le dio un toque especial porque decía que era una fiesta para la familia, y que eso era un legado de los Tatas. Recuerdo que cuando éramos chicos ella se preocupaba de todo para la Navidad: muchos de nuestros regalos los hacía ella, decoraba toda la casa, hacía una comida rica para ese día… ¡Hasta los vecinos querían pasar la Navidad con nosotros! Esto hasta que yo salí del colegio más o menos, después como que se fue perdiendo… no sé muy bien por qué…En todo caso, la felicidad nos duraba hasta que llegaba la cena. Ahí mi mamá se ponía a tomar. Me acuerdo que tomaba una copa tras otra.

Mi papá le decía que parara, se molestaba mucho, pero ella simplemente no hacía caso.

Con el tiempo entendí que en realidad ella empezaba a tomar en la tarde, y que tenía un problema. Decía que tanto trabajo para los preparativos la dejaba muy cansada y se tomaba sus traguitos para relajarse, entonces a la hora de sentarnos a comer, ya estaba medio puesta. Una vez me acuerdo que se puso a llorar y ninguno de nosotros sabía por qué. Yo era chiiiico, debo haber tenido 5 años. Estábamos abriendo los regalos y de repente se puso a llorar desconsolada. Yo pensé que no le había agradecido mucho su regalo…eran de estos zapatitos tejidos como para andar en la casa, y me los puse al tiro.

Me acuerdo que otras veces se agarraba con mi papá, lo insultaba…él estaba cansado de la situación. Y ahora que lo pienso, las peleas para la Navidad se empezaron a hacer algo usual en el tiempo…tal vez por eso fue como perdiendo sentido todo lo que se armaba en torno a la fecha. Yo me acuerdo de haberme sentido muy tenso… de hecho yo hoy día evito pasar la Navidad con ella porque fijo que se le pasa la mano con el copete y se pone complicada.

Es triste decirlo así pero a mí ya no me gusta pasar ninguna celebración con mi mamá porque siempre está la posibilidad de que algo pase. Yo noto como me he ido alejando de ella porque… ponte, la semana pasada fue el cumpleaños de mi hijo mayor, y ella venía entrando por la puerta casi que preguntando dónde estaba el pisco sour. Y en realidad siempre hace lo mismo y a mí me revienta.

Por supuesto que se fue como huasca, y a mí me quedó una sensación tan penca después de eso, como de que en realidad ella vino a tomar, no porque su principal interés fuera pasar tiempo con nosotros”.

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