Infidelidad ¿confesable o no?

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LA INFIDELIDAD ES MUY ANTIGUA, PRACTICADA TANTO POR HOMBRES COMO POR MUJERES. ANTIGUAMENTE SE LE ACEPTABA AL HOMBRE, HOY, CASI NO SE LE ACEPTA A NADIE, PESE A QUE SIGUE SIENDO UNA REALIDAD.

Muchas amistades y pacientes me “confiesan” que han sido infieles. Algunos no se aprobleman y lo toman como una práctica habitual, y otros, se retuercen en la culpa, pese a no haber sido descubiertos. Es a este segundo grupo al que me referiré en este artículo, a los que creen en la fidelidad y han caído al otro lado.

Hay muchos caminos para llegar a la infidelidad, uno de los más comunes en estos días es el desamor, es estar con esa pareja tan amada durante largo tiempo y sentir que ya no se es valorado por ella.

En las relaciones de pareja, ambos van cambiando, como toda materia viviente, algunos  en direcciones similares, y otros, en direcciones muy distintas, produciéndose el desencuentro. Sumemos a esto, que la vida cotidiana y sus problemas asociados desgastan, el tiempo falta, las responsabilidades aumentan y los momentos para compartir en pareja se hacen cada vez más escasos.

En los matrimonios o parejas con hijos, se hacen más esfuerzos por mantenerse juntos para proteger la estabilidad familiar o la unión legal. Ese esfuerzo, si está mal orientado, en el sentido de no estar aportando a lo que esa relación específicamente necesita, produce frustración y desgaste por no alcanzar el objetivo deseado. Así es como se van produciendo malos entendidos, resentimientos y la disminución en el deseo de comunicarse, pese a querer solucionar las cosas. Son batallas que muchas veces dejan sin energía para seguir luchando.

Al tiempo después  y sin darse cuenta, esa pareja a la que tanto se amó, termina convirtiéndose en un ser desconocido, ajeno, al que se le da la espalda a la hora de dormir, levantándose entre ambos un muro físico y emocional.

Cuando la persona  no se siente apreciada, valorada ni amada, comienza a tener la idea de buscar ese cariño y reconocimiento en otro lado. Lo más común es buscarlo cerca, con las personas con las que se mantiene un contacto permanente, ya que la atracción se genera de lo que resulta conocido, como los compañeros de trabajo, amistades e incluso parientes de la pareja. Que atractivo puede resultar en este escenario un desconocido como pareja para fascinarse con los atributos que exhibe en un par de horas. Es aquí donde vienen la infidelidad, el dolor, la culpa y el arrepentimiento.

A los que han caído en la infidelidad los persigue la culpa en la consciencia y dudan si confesar o no.

Para esta situación existen varios escenarios posibles, expondré algunos a grandes rasgos:

  • Sincerarse o confesar y tomar este hecho como una señal de alarma de que la pareja sigue siendo amada y se quiere mejorar la relación trabajando juntos, aunque haya que atravesar un camino largo y difícil.
  • Confesar y tomar el hecho como una señal de que se murió el amor y la relación debe terminar.
  • No confesar, retorcerse con la culpa y continuar una mala relación de pareja, ya que la culpa justificaría y reforzaría la creencia de no merecer valoración ni amor.
  • No confesar, hacer un trabajo personal de autoconocimiento que lleve al entendimiento de la propia conducta, en cuanto a qué produjo el deterioro de la relación, tanto a su aporte como al de su pareja, y a la posterior reconciliación consigo mismo. Si después de esto se da cuenta de que sigue amando a su pareja, contaría con renovada energía para reconstruir la relación con herramientas nuevas y acertadas.
  • No confesar, hacer el trabajo personal del punto anterior y darse cuenta de que el amor se acabó y la relación de pareja debe terminar.

Esos son algunos escenarios posibles. Lo común a todas esas posibilidades es el dolor para ambas partes de la pareja. Algunas personas que han tenido parejas infieles y que han decidido seguir en la relación, relatan que han podido perdonar pero no olvidar, y ese quiebre a muchos les queda en el alma para siempre.

Termino este artículo recomendando agotar todas las posibilidades de salvar una relación si aún hay interés. Si este esfuerzo no ha ido bien enfocado y en el camino hubo infidelidad, sugiero pensar muy bien cómo proceder. Antes de sincerarse o confesar se debe pensar muy bien el “para qué” se hará, es un camino sin retorno y de mucho dolor para ambas partes, que produce fracturas irreparables la gran mayoría de las veces. Por eso, se debe tener muy claro si fue un error que se quiere reparar en silencio o de manera compartida en pareja, o bien, el modo de despedirse de una relación.

La naturaleza humana puede llevar a ejecutar conductas que se escapan de los acuerdos sociales establecidos. Esto no es justificar la infidelidad, es un intento por comprenderla como el resultando de no sentirse amado. Todos necesitan amor y lo buscarán toda la vida, es importante recordar eso para seguir apreciando a la pareja, valorarla, respetarla, cuidarla y amarla, o bien, para darse cuenta de que el amor se acabó y buscará renacer con una pareja nueva y con renovada esperanza, y en lo posible, habiendo aprendido de los errores anteriormente cometidos.

 

 

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