Educación superior online: oportunidades y desafíos

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EL PASADO MARTES EL MINEDUC PUBLICÓ UN ESTUDIO SOBRE LOS RESULTADOS DEL PROCESO DE ADMISIÓN A LA EDUCACIÓN SUPERIOR 2018. A PRIMERA VISTA NO SE OBSERVAN VARIACIONES IMPORTANTES RESPECTO DE LOS AÑOS ANTERIORES: EL TOTAL DE ESTUDIANTES DEL SISTEMA PRÁCTICAMENTE NO CAMBIÓ, MANTENIÉNDOSE APROXIMADAMENTE EN UN MILLÓN DOSCIENTOS MIL.

Las universidades, que atienden al 57% de los estudiantes incrementaron su matrícula en un 2%, mientras que el segmento de IP y CFT que representa a un 43% decreció en un 0,2%. La proporción de hombres y mujeres tampoco cambia y las carreras más preferidas siguen siendo las mismas.

La variación más significativa que muestran los datos se observa en la modalidad a distancia. Si bien los poco más de 35 mil alumnos que hoy usan esta opción solo representan un 3% de la matrícula total de pregrado, aumentaron en un 25% respecto del año anterior. Más aun, los alumnos que año a año eligen esta modalidad se han triplicado desde 2013. Esto no es distinto de lo que ocurre en países desarrolladas, donde se observan crecimientos rápidos y una mayor proporción de alumnos en modalidad online. En USA 15%, en Australia 12% y en Brasil 18%.

El desarrollo de la modalidad online representa una gran oportunidad para un país como el nuestro. Un país donde la fuerza laboral presenta carencias importantes en competencias de empleabilidad. Con una geografía particular, existiendo múltiples localidades alejadas de los centros urbanos que imposibilitan a muchos el acceso a la Educación Superior y donde, sin embargo, el mismo acceso a las tecnologías de la información es muy amplio, lo que abre el camino a la educación terciaria a personas que viven lejos y, además, deben compatibilizar trabajo, familia y estudios.

El uso de las tecnologías y las modalidades online también acarreará nuevos desafíos a un sistema de educación superior al que le cuesta pensar en términos distintos al modelo universitario clásico. Es necesario diseñar nuevos y mejores sistemas de apoyo y financiamiento a los estudiantes; procesos de selección y admisión mucho más flexibles y pertinentes; indicadores de gestión institucional diferentes y más sofisticados, acordes con una realidad más compleja; así como mecanismos de fomento y gestión de la calidad ad hoc.

¿Será nuestro sistema de educación superior capaz de aprovechar esta oportunidad y enfrentar estos desafíos con visión de futuro? Sin duda es algo en lo que deberemos trabajar en forma conjunta el Ministerio del ramo, la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), la futura Superintendencia y, por supuesto, para las propias instituciones de educación superior. Por ahora hemos visto señales mixtas al respecto: mientras la CNA ya otorgó la primera acreditación institucional a una institución de educación superior con un modelo educativo explícitamente basado en e-learning, el Sistema de Financiamiento Solidario que acaba de presentar el MINEDUC suprime el financiamiento que el sistema CAE entregaba a los alumnos de carreras semipresenciales y a distancia.

 

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