Cuando tienes una intención, un pensamiento, se activa la región prefrontal anterior medial del cerebro. Asumes en tu mente una decisión tomada, pero aún no consumada. Si postergas su realización, empieza a dar vueltas en tu cabeza como un disco rayado. Consume energía, por lo tanto, además te produce una sensación de cansancio. Ésto afecta una gama de funciones cognitivas de orden superior que permiten el comportamiento organizado y dirigido hacia un objetivo.
Dejar proyectos a medio terminar, es como tener lleno hasta arriba con mercadería el carro del supermercado y querer seguir colocando cosas sobre él ¿Es físicamente imposible no cierto? con tu cerebro sucede algo parecido. Necesitas tener esa “zona desocupada”, para que las funciones ejecutivas establezcan la secuencia apropiada de pasos para conseguir tus propósitos. Esa área, también está involucrada con la fuerza de voluntad, que suprime las acciones que te perturban o desvían de conquistar lo que deseas.
A pesar de ser una situación multifactorial, que debe ir abordándose desde varios ángulos, hay cosas simples pero poderosas que puedes practicar. Observa tu respiración por un minuto, varias veces al día, esto ayuda a recuperar la serenidad. Luego escribe todo lo pendiente en un papel o en tu celular, ordena por orden de prioridad y chequea lo realizado. Así no usarás los lóbulos prefrontales con tareas poco productivas, como recordarte los pendientes, sino con los cometidos que te van a permitir concretarlas.
En cada columna escribiré información, que espero que sean como piezas de rompecabezas que, al ir uniéndolas, vayan creando un lindo paisaje para ti ¡Nos vemos!